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Teror es un municipio situado en un valle fértil y de acceso relativamente difícil de la medianía de la isla de Gran Canaria. En un entorno muy condicionado por el relieve, los aprovechamientos tradicionales se ubicaron preferentemente en los terrenos llanos y en las zonas de menor pendiente, dedicadas mayoritariamente a la agricultura, mientras los terrenos más abruptos se destinaban a usos extensivos como el pastoreo o la recolección, hoy en franco retroceso. El poblamiento, que originariamente se ubicaba en el casco de Teror y en emplazamientos muy dispersos situados en terrenos abruptos e improductivos próximos o inmediatos a los terrenos agrícolas, contiene elementos de gran valor cultural y etnográfico.

La dispersión residencial y los problemas de comunicación con el área metropolitana y el resto de la isla son los problemas centrales a los que se pretende dar respuesta con este plan. El gran reto que se le plantea al municipio es solucionar los problemas que derivan de una estructura territorial basada en el crecimiento al borde de caminos agrícolas y de carreteras, una estructura rural que pasa directamente a convertirse en urbana por el simple hecho de que sus bordes se colmaten de edificación.

Este proceso da origen a una estructura urbana con graves carencias de todo tipo –sección de vía, abastecimiento de agua potable y electricidad, saneamiento, etc.- que ocasionan problemas muy serios una vez que el proceso edificatorio ha superado con creces las posibilidades de la infraestructura de absorber el crecimiento.

Teror no ha sufrido un crecimiento importante durante los últimos años, sin embargo, la ejecución de la nueva variante de la GC-21 o la mejora de las conexiones viarias con Arucas puede acelerar radicalmente el proceso, gracias sobre todo a la afluencia de residentes de los municipios del área metropolitana, atraídos por unas condiciones de vida favorables (buen clima, entorno rural, precios inferiores a los del área metropolitana).

La estructura singular de la mayor parte de los núcleos del municipio, requiere de una visión particularizada de cada situación concreta, de un análisis pormenorizado de cada una de las áreas urbanas o de edificación diseminada, encaminado a elaborar modelos concretos de intervención, basados en criterios de concentración y optimización de la edificación y de los servicios y dotaciones de acuerdo con los siguientes objetivos:

– Estructuración de los núcleos urbanos con mayor nivel de consolidación.

– Concentración de la edificación futura y de las dotaciones y equipamientos en los núcleos principales del municipio.

– Racionalización de los esquemas de prestación de servicios y de las redes de infraestructuras.

– Adecuación de las distintas áreas del municipio a las funciones que cumple o que deberá cumplir en el futuro.

– Congelación de las áreas sin capacidad de crecimiento por su orografía o carencia de infraestructuras.

– Protección del patrimonio cultural de los núcleos y de su entorno.